domingo, 4 de enero de 2015

Tiempo al tiempo

¿Quién iba a decir cómo han cambiado las cosas en algo más de dos meses? 
Las antiguas heridas se cerraron, y quizás alguna dejó una pequeña cicatriz, pero nada que el tiempo no borre. 

¿Quién iba a decir que se puede herir a otra persona sin quererlo?
"No es por ti, es por mí" — Suena a tópico, y quizás a excusa, pero no lo es. ¿Cómo podría explicarlo?
Sí, tengo miedo a lo desconocido. No me veo a la altura. No encaja en mis planes. Merece algo mejor. Necesito tiempo. 
En el fondo deseo que alguien luche por mí, que me diga que todo va a salir bien y que me abrace y haga que todos mis miedos desaparezcan.
Pero no es el momento. 
Quizás, dentro de un tiempo, volvamos a encontrarnos. 
Y, quizás, yo seré la persona adecuada para ti, y tú la persona adecuada para mí.
Quizás, entonces, sea el momento y, quizás, ambos nos lo merezcamos. 

Demos tiempo al tiempo, y que él hable por sí mismo. 

sábado, 18 de octubre de 2014

Muerta en vida

Fue en aquel momento cuando me percaté de que mi corazón se rompía tal y como un espejo cayendo al suelo. Se redució a meros fragmentos que no tenía fuerzas para recoger y unir. De hecho, quizás no merezca la pena. 
No tenía fuerzas para seguir adelante. De hecho, quizás no merezca la pena. 

Ahora tan solo soy un alma errante que se deja en manos del azar sin preocuparse por no despertar mañana. 


Fui herida del corazón; ahora estoy muerta en vida. 

viernes, 17 de octubre de 2014

Saco sin fondo

¿Nunca debemos darnos por vencidos?

Quizás llega un momento en el que seguir alargando cierta situación no lleva a ningún sitio, como tratar de llenar un saco sin fondo. 

Creo que ese momento ha llegado para mí.


Me rindo. 

jueves, 2 de octubre de 2014

Gris

Hoy es uno de esos días en los que me detengo a contemplar el cielo plomizo y sus nubes lánguidas y taciturnas, que no pueden sostener el peso del agua en su interior y dejan que esta se precipite con laxitud, como si de lágrimas se tratase. Y es que quizás me identifique con esas nubes, deambulando sin poder aguantar el peso de mis propias lágrimas. 

Hoy es uno de esos días en los que la soledad sombría me abraza en la lobreguez de la tristeza y me hiela las entrañas. Y es que quizás debería inquietarme, pero me siento demasiado abatida como para levantar cabeza y escabullirme de las aciagas garras de la melancolía. 

viernes, 26 de septiembre de 2014

Disfruta mientras vivas, vive mientras puedas

Es cuando menos te lo esperas cuando suceden hechos que te alegran el día, la semana y el mes. 
Es cuando menos te lo esperas cuando llega ese algo (o ese alguien) que saca tu mejor y más tonta sonrisa, y el simple hecho de recordarlo ya hace que esa sonrisa se mantenga implacable en tu rostro. 
Porque quizás no signifique nada, pero para mí lo significa todo. 
Y es probable que me hayan mirado de forma extraña cuando caminaba por la calle con mi sonrisa puesta, pero no me importa, porque nada ni nadie va a hacer que desaparezca. Y es raro ver a alguien feliz en los tiempos que corren, pero ¿por qué no sonreír por cualquier tontería e intentar contagiar nuestra felicidad al resto de personas que nos rodean?
¿Por qué no dar importancia a los pequeños detalles cuando pueden alegrar un poquito nuestra mañana, tarde o noche?
La vida puede llegar a ser sorprendente y maravillosa si apreciamos dichos pequeños detalles. 

Hoy quiero gritar a los cuatro vientos que, al menos por un momento, me siento realmente bien. Y no va a faltar un poquito de ñoñería en esta entrada (como cabía esperar), porque he de decir que también me gustaría gritar a los cuatro vientos que lo quiero, que lo necesito, y que él hace de la vida un sitio un poquito mejor. Me gustaría que él sintiera algo parecido por mí y me gustaría poder decirle todo esto. Y es irónico, porque no soy capaz de articular apenas un par de palabras cuando estoy con él, y solo puedo sonreír ante su sonrisa, mientras mi mente grita todo lo que mi boca no sería capaz de pronunciar. 

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Una sociedad sin futuro

Hoy no voy a hablar de amor y he de decir que no estoy muy inspirada pero traigo algo sobre lo que reflexionar: Nuestra sociedad. 

¿Qué podemos decir de la sociedad en la que vivimos?
Sinceramente, estoy cansada de vivir en una sociedad donde los valores que priman son la superficialidad y los estereotipos. Vivimos en un mundo donde el ser diferente te pasa factura, donde si tienes sentimientos te los hieren, donde al pensar diferente te marginan. 
Para empezar, estoy cansada de que tenga más mérito poseer un cuerpo bonito que poseer un mínimo de inteligencia y cultura. 
Estoy cansada de que al no cumplir los estereotipos de esta sociedad, al destacar por tener unos gustos distintos o no seguir unas estúpidas modas te anulen como persona. ¿Es que por escuchar un tipo de música u otro o preferir leer que salir de fiesta ya eres peor? No. 
Estoy cansada de encontrarme con personas que se creen superiores y te echan en cara todos tus defectos sin antes haber pensado en los suyos propios (que, por cierto, suelen ser bastantes, empezando por la falta de educación). Ni una nota más alta ni un móvil más caro hará que mejores como persona. Tampoco el liarte con todos los chicos del pueblo te hará más atractiva ni mejor en ningún aspecto, en todo caso te hará ser más facilona y más p... Pues eso. Estoy cansada de ver cómo todo el mundo confunde el amor con la atracción, cómo no se preocupan por los sentimientos y se hacen ciertas cosas simplemente por placer. 
Estoy cansada de ver a bellísimas personas sufrir, y todo por culpa de esta sociedad. Dichas personas se merecen lo mejor que la vida pueda ofrecer cuando, por el contrario, son tratados despectivamente. Estoy cansada de que estas personas se subestimen o crean que no están a la altura de las expectativas de la sociedad cuando realmente valen mucho más que todos esos prototipos inútiles. 
Estoy cansada de todos aquellos que apoyan esta sociedad porque, hablando en plata, es una puta mierda, y quien piense lo contrario está defendiendo todo aquello de lo que estoy cansada (y estoy segura de que no soy la única que lo está). 

En conclusión, todos deberíamos reflexionar y preguntarnos si realmente queremos seguir viviendo en una sociedad así o si queremos hacer algo para mejorarla si aún cabe esa posibilidad. 

martes, 23 de septiembre de 2014

Efectos secundarios

Y, ¿qué más podemos decir del amor?
El amor es una droga que, al igual que te convierte en la persona más feliz del mundo, te va destruyendo internamente, poco a poco. 
Provoca una serie de efectos secundarios: Hace que las noches sean más largas, frías y oscuras, que tu felicidad no solo dependa de ti, que tus pensamientos (tanto consciente como subconscientemente) se centren en una persona... Y, entre todos estos efectos (y muchos más que podrían ser mencionados), podemos destacar el miedo a perder algo que ni siquiera posees. Ese miedo irracional a que él desaparezca de mi vida, cuando yo apenas formo parte de la suya. 

Y es que, al estar con él, tengo miedo a parpadear, a despertar y que desaparezca en un sueño que se esfuma con el sonido de la alarma por la mañana. 

Tengo miedo a perderle.